Joaquín Torres García


La pintura

Lo que hay, es que, en el momento emocional, el artista no se siente trabado por ninguna regla, y, derecho co­mo una flecha, va a su objetivo. Al tomar, pues, sus pinceles, a pesar de lo mucho que sepa, ha de sentirse libre; sin esa libertad total, no hará nada que valga. El abandonar las re­glas es cosa grave, pero lo es, tanto y más, el ser prisionero de ellas.
La Recuperación del Objeto, Montevideo, 1952.

La pintura es obra de amor, desde el naturalismo hasta el arte universal esquemático. Por esto, quien haga una determinada pintura sin sentirla, artísticamente es un suicida. Y además, que sea en el terreno que sea, nadie debe negarse a sí mismo. Y piense que si es pintor, siempre hará pintura. En cambio falseándose, seguramente la hará sólo a medias. En­tréguese cada uno a su pasión; éste es el mejor consejo. (1949).
La Recuperación del Objeto, Montevideo, 1952. (326)


Tono

El tono es un sincronismo entre dos escalas de valores: una, que va del blanco absoluto, al negro; y otra de diferentes tintas apoyándose en esa escala. Entonces, la tinta, o sea el color adquiere peso, se ordena, y, por esto, a los tonos, se les llama muy justamente, valores.
La Recuperación del Objeto, Montevideo, 1952.

Para decirlo en una palabra: donde sólo se ha pintado por colores (tintas) no puede haber armonía, no hay valores establecidos, equilibrio. Para realizar esto el color ha de entrar en el tono. Por esto se dice que un cuadro está entonado o no. Y siempre esto será una cantidad de NEGRO, que entra en su composición (se habrá disminuido la canti­dad de color para ponerlo a tono); o bien será de BLANCO, con el mismo objeto, en el otro extremo de la escala. Y ya se ve, que han de entrar entonces los GRISES en el juego; y. por esto también, es que se dice que en el gris está el pintor.
El color, podríamos decir que, por sí solo, no existe; exis­te con relación al negro y al blanco, es decir, con lo que ya no es color. Lo que le da pues valor al color, es el negro y el blanco y también el gris.
Estructura, Montevideo, 1935.

Como un medio socorrido, puede usarse, del blanco y del negro (como queda apuntado más arriba) para llegar al tono, pero, en realidad, no se llega al verdadero tono sino por la mezcla de los diferentes colores. El verdadero tono debe conseguirse mezclando colores. (1935).
Universalismo Constructivo

El insistir, Beethoven, sobre el hecho musical so­bre cualquier elemento expresivo, es lo mismo que hallamos en Velázquez al darnos, por equivalentes plásticos (manchas muy destacadas, oscuras, que ya no son el claroscuro habitual) y de las cuales emergen, por sucesivas gradaciones, zo­nas luminosas. Y al efectuar esto, no por diversos colores, ni por una mayor gradación de luminosidad en ellos, sino por tonos, es decir, por un verdadero contrapunto de pasajes -que no quiere decir gradaciones en un solo color. sino gra­daciones o pasajes en tonos diversos, creando de continuo ar­monía y oposición- y de ahí la vida. (1938).
Universalismo Constructivo

Me explicaré mejor: quiero decir, que en una bue­na pintura, los tonos deben estar puestos todos en frontalidad; es decir, en equilibrio, sin que haya huecos y sin que ninguno se salga del tono, o sea de la superficie del lienzo, y esto, es casi lo más importante de una obra; es decir, que esté entonada.
Lo Aparente y lo Concreto en el Arte, Fasc. 1, II, III, IV, V. Montevideo, 1948.

Cuando un pintor a tres dimensiones consigue el tono, piense que ya no recoge la luz del día, pues el tono está en lo abstracto, y allí ni es de día ni de noche, pero, que hay tal relación con la luz real que, sin serlo, y como por arte de magia, nos transporta a lo real.
La Recuperación del Objeto, Montevideo, 1952.

La cosa está dicha en pocas palabras: el tono o valor, pertenece a un orden ideal: cada tono está visto y sen­tido en lo universal, mientras que el color ni es pensado ni visto en tal forma. El tono es construcción, no el color.
La Recuperación del Objeto, Montevideo, 1952.


Universalismo

La pintura y la escultura no deben ser solamente plásticas, sino que deben tener un sentido moral profundí­simo y en cierto modo manifestar el sentido filosófico que el artista pueda tener del mundo; por eso diremos que, en cierta manera, aquellas artes son simbólicas, aunque dándole a esa palabra un sentido muy amplio.
Notes sobre Art, Gerona, 1913.

Pero hay que hacer una aclaración importante: no basta que una obra sea bien estructurada en cuanto a que sus partes estén bien acordadas, que si este acorde no está, a su vez, en la total armonía, esto es, en correspondencia o relación con un concepto de universo, podrá ser aún una obra perfecta, pero le faltará profundidad y grandeza (y sentido humano), que no puede venir sino de estar configurada al uní­sono con esa universal armonía.
Por esto, si el artista no posee ese concepto de Universo (y bien pocos habrán pensado en ello), su obra tendrá que ser chica, y entonces, ni aun la sabia regla de componer habrá de valerle. Cosa que quizá fue llana en otro tiempo, en que se poseía, al parecer, otra conciencia del existir y de vivir, y se creía en otro destino, pero que hoy resulta un camino de­masiado escondido. (1934)
Universalismo Constructivo

Necesitaría, el hombre, entrar en una metafísica, puesto que tiene un alma, y nada le habla en ese sentido verdadero. El creador de mitos y signos de verdad, el poeta y el artista, no le hablan de eso. Y ¿cómo podrían hablarle si ellos mismos han perdido el sentido de eso, el camino? Desde que el arte dejó de traducir esa verdad (o mejor, des­de que el arte dejó de ser esa verdad, y tanto por su espíritu como por su íntima estructura, realización, al fin, plásticamente de la verdad), desde que dejó de ser eso, fue como la cortesana (no como la esposa), objeto de lujo y de placer. La creación de la belleza fue su objeto (y hoy desgraciadamente ya nadie duda de eso) y por lo cual ya jamás ha vuelto a su cauce.
Tienen, la religión de la verdad, y el arte, raíz común. A tal punto se abrazan que acaban por confundirse, y por esto han tenido que morir juntamente. (1935)
Universalismo Constructivo

Pero por positivo y falto de fe que sea el hombre de hoy, y salvo excepciones, en el fondo, tiene y aunque no quiera confesarlo, necesidad de una metafísica. De ahí que, modernamente se hayan remedado esas expresiones primitivas, .y también de que, mitos y leyendas, hayan pasado a todas las artes. Y otro hecho : de que cuando el arte, desentendién­dose de todo eso, ha querido marchar solo, de frente a la realidad y sin ese apoyo, ha perdido fuerza y grandeza.
Desde muchos años, dándome cuenta de todo eso, al fin traté de abordar el problema resueltamente. No llegué a me­diano resultado, sino por etapas, habiendo tomado la cosa desde el principio. Mi consideración tuvo un doble aspecto, aunque sólo una raíz; pues intuía en aquel momento, que lo que debía ser base de la estructura artística, debía ser también base de la estructura del universo: la unidad. Surgió en­tonces de esto, la figura del hombre universal, su correspon­diente esquema plástico, que ha perdurado a través de mis obras constructivas. Lo universal, entonces, se destacó plena­mente; fue, para mí, una verdadera clave.
Lo Aparente y lo Concreto en el Arte, Fasc. 1, II, III, IV, V. Montevideo, 1948.

Los números, las figuras geométricas, corresponden a algo universal que poseemos: el hombre despierta a algo muy hondo. Los números están en concordancia con el movimiento de los astros, y con nosotros, con todo. (1936)
Universalismo Constructivo

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